Nadie está preparado para las malas noticias. El impacto de que te diagnostiquen de una enfermedad grave, a ti o a alguien querido, puede ser devastador. El cataclismo de emociones, la incertidumbre, el miedo… Escribir puede ser de gran ayuda en el proceso de adaptación y enfrentamiento a la nueva situación. En este post, te contamos cómo puedes ayudar a tus pacientes mediante la escritura terapéutica.
El poder terapéutico de la escritura
La escritura ayuda a comprender y manejar las emociones, a cohesionar los sucesos vividos y los sentimientos, de forma que podamos comprenderlos. Obliga a parar, reflexionar y estructurar sucesos y emociones. Escribir tiene varios beneficios en el proceso terapéutico:
- Compromiso. Escribir y reflexionar sobre su enfermedad favorece el compromiso del paciente con el proceso de afrontamiento y curación.
- Participación. El paciente se siente menos dependiente del proceso médico para la curación, ya que está participando de forma activa.
- Expresión de sentimientos. Al escribir, el paciente se sincera consigo mismo y consigue expresar sus emociones.
- Disminución de la rumiación. Al plasmar la idea en el papel, se reduce la rumiación mental. Es una especie de liberación.
- Autodistanciamiento. Escribir implica reelaborar lo vivido, lo cual obliga al paciente a tomar distancia de lo que le ocurre.
Los estudios sobre la escritura emocional muestran que esta terapia puede mejorar el bienestar físico y psíquico. Se ha visto, por ejemplo, que puede reducir el estrés, la ansiedad, la sintomatología depresiva, el insomnio y el dolor. Es cierto que también hay estudios que no han encontrado beneficios, y tampoco está claro qué personas pueden beneficiarse y cuál es la mejor técnica. Sin embargo, es un método barato y sencillo que cada vez se usa más.
Cómo prescribir escritura emocional
Existen diferentes técnicas de escritura terapéutica. Hay libros y guías sobre el tema, con pautas y ejercicios que puedes recomendar a los pacientes. Sin profundizar tanto, algunos consejos generales para utilizar la escritura como terapia son estos:
- Flexibilidad. Esto aplica a la elección del tema, el tiempo y el formato. Tal vez tu paciente no quiera escribir sobre algo concreto en ese momento. No lo fuerces. Aunque se suele recomendar escribir durante 15-20 minutos seguidos, habrá quien prefiera hacerlo solo 5 minutos y otros, 1 hora al día. Si tu paciente quiere escribir en verso, ¿por qué no? A mano o en ordenador, tampoco importa. No existe suficiente evidencia de que una forma de escritura sea mejor que otra.
- La ortografía no importa. Tampoco el estilo, la gramática o la belleza de la letra. Lo importante es escribir, dejarse llevar, sin importar cómo quede.
- Es imposible equivocarse. No se puede hacer mal, porque el fin no es estético. La escritura es un espacio seguro, personal y confidencial, en el que nadie puede entrar. Solo si el paciente quiere lo compartirá. De hecho, si lo prefiere, puede destruirlo al terminar. Lo sanador es el proceso, no el resultado.
- ¿Funciona o no? Lo que para unos funciona, para otros no. A pesar de las ventajas de la escritura terapéutica, no es la panacea y hay quienes no le encontrarán beneficios. Una opción razonable es pedirles que lo intenten 4 días, 20 minutos al día, y entonces decidan si quieren seguir o no.
Por último, ¿sabías que la escritura emocional también te puede ayudar a ti a mejorar el estrés y las relaciones laborales y a aumentar la satisfacción en el trabajo? Prescribe escritura a tus pacientes y pruébala tú también. ¿Qué tienes que perder?
Referencias
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